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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Cuando aulló Bloqui

  Me gustan las rutinas, me ayudan a vivir. Puedo tener mil charlas, sobre un montón de temas, pasar el rato de distintas maneras con distintas personas, pero de lo que me acuerdo, lo que me marca, son las cosas cotidianas. Saqué a pasear a Bloqui durante casi diez años, le di de comer y pasamos bocha de situaciones. Bloqui y yo fuimos pobres en estos años, vivimos en un departamento muy muy chiquito, con poca luz, en Chacarita, el departamento de Claudia. Bloqui era ansioso, le gustaba bailar con quien bailara cerca, no soportaba que no le prestaran atención, y siempre estuvo rodeado de gente. ¿Qué es el amor? Bloqui se llevaba muy mal con el resto de su especie, no podía con su ansiedad, así que era un peligro que saliera sin correa, creo que fue, la que tuve con él, mi más grande frustración. En una época corta lo sacaba a la madrugada a la plaza Mafalda, en un horario sin perros ni autos para que pudiera correr. Después tuve cada vez más trabajo de noche y eso se hizo imposible...

El vuelo de Carlos

Era hora de salir al recreo, pero Carlos se negaba a salir. La maestra le explicaba que tenía que hacerlo, que el aula tenía que quedar vacía, pero Carlos no quería. Entonces la maestra lo llevó a dirección. En dirección la maestra, la directora y Carlos charlaron… Directora:- Alumno ¿Por qué está usted acá? Carlos:- Yo no soy alumno, yo soy Carlos. Directora:- ¿Y si no es alumno, por qué está usted acá? Carlos:- No lo sé, quizás debería irme. Directora:- ¿Irse adónde, a lo de sus padres? Carlos:- Mi papá y mi mamá viven conmigo, en mi casa. Directora:- No sea insolente. Carlos:- Yo no soy insolente. Usted dice que mi casa no es mi casa. Directora:- Yo no dije eso. Carlos:- Sí dijo eso. Directora:- ¿Alumno por qué está usted acá? Carlos:- No lo sé, ¿por qué está usted acá? Directora:- ¡Porque soy la directora! Carlos:- ¡Yo no soy la directora! Directora ¡Claro que no lo es! ¡Yo soy la directora! Carlos:- ¡Y yo no soy la directora! Directora:- ¡Y cómo v...

La ciudad de los tres soles

  "En una ciudad muy chiquita, una mañana, en el cielo aparecieron tres soles en vez de uno. Un sol era dorado, otro era rojo y otro era negro. Algunas personas de la ciudad se pusieron muy felices, brindaron y bailaron y rieron. Otras en cambio no dijeron nada, pero lloraron en silencio, como si hubieran perdido a un ser querido, o como si el alma existiera y les doliera un montón. Otra gente decidió enojarse, como se enojaban todos los días, con las personas que tenían cerca, con los parientes lejanos, y también, como si realmente existiera algo tan ridículo, se enojaron con Dios. El tiempo pasó y la ciudad se dividió en tres. En una parte de la ciudad el día era lindo y luminoso todo el tiempo, brotaban hojas y flores y la gente la pasaba bien, se querían sin conocerse, como si eso fuese normal, quererse solamente por ser personas que se acercaban. En ese lugar se cantaba, se bailaba, no es que dejaban de hacer lo que hacían todos los días, es que lo disfrutaban, como si...

Ramiro, peluquero

Entré a la peluquería y me senté en un banco para esperar ser atendido, un local blanco, lleno de chabones, lleno de sillas frente a un espejo gigante, con chabones haciéndose rapar la cabeza y chabones rapándole la cabeza a chabones sentados en esas sillas frente al espejo gigante, parecía un vestuario de hombres, pero con gente vestida, igual, la gente estaba vestida igual. En la tele del local pasaban “Intrusos”, Jorge Rial entrevistaba a Carmen Barbieri y su ex esposo, Santiago Bal. El titular decía, "Santiago Bal lucha por su vida", o algo parecido. Santiago Bal (casi sin voz):- Yo sé que Carmen me quiso y me quiere mucho porque.... yo vivo en un departamento que es suyo. Carmen Barbieri:- Y te cocino. Santiago Bal:- Y ella me dice siempre que no tengo que poner un peso por estar ahí. Carmen Barbieri:- Y te cocino. Santiago Bal:- ¿Cómo?... ah, sí, y además me cocina... yo tengo una dieta que es muy estricta y.... Me paré y fui a la entrada a ver si ha...