Federico, indomable (Extracción de mi novela "Sí señor")
Caminar por las calles de Villa Crespo era para mí el paraíso, mi evasión más grande fue y es caminar, volver a mi casa era un poco volver a la trinchera, donde los bombardeos eran más fuertes, y donde recibía la mayoría de mis heridas de guerra. Estoy hablando de momentos que pasé entre los seis y los once años, donde mi vida como hijo se me hace más real, nadie me tiene que terminar de contar la imagen que guardo en mi cabeza, cada parte de mi historia, a partir de esa edad, que está guardada en mí, tiene la consistencia de una mente consiente, que razona, que tiene juicio, a pesar de la desesperación de saberme completamente sometido al mundo de los adultos, yo, en la primaria, en el infierno de guardapolvos, borradores y tizas, en ese mundo de blanco sobre negro, de vacío existencial, no me lo tienen que contar, puedo hablar y puedo contar, como cuento los dedos de la mano, como contaba el número de calles que caminaba, sumando metros hasta llegar a kilómetros, diez cuadras un ki...