A cielo abierto
No hace tanto volví a San Miguel, ahí en el oeste, donde muere la ruta 23. El colectivo pasó en pleno día entre las calles afiebradas y las caras agachadas, el calor que parecía no irse más a pesar del verano terminado dos meses atrás, embotaba a la mayoría de los que viajábamos. Mis años más tristes los había pasado en el Oeste, todo ahí era desilusión, en San Miguel, en Moreno, el Cruce, ratis, tren, trabajos malos, televisores viejos, autos de los años setentas, nenes corriendo por todos lados y perros durmiendo en las veredas. No tienen nada y rapiñan con malicia lo que no van a conseguir. Se mueren más en Moreno me dijo una amiga sonriendo, cada uno de sus amigos cargan amigos muertos. No muy lejos de ahí, de la casa de mi amiga, dos cuadras atrás de la casa del Rulo hay una villa chiquita, de unas cincuenta o setenta casas. Están las casas metidas en una especie de zanja gigante. Cerca de...